Desde Lara hasta Chicago: la historia de un odontólogo que sigue creciendo sin olvidar sus raíces

El recorrido profesional del Dr. Ernesto José Terán Hernández comenzó en Venezuela, donde se formó como odontólogo en la Universidad Gran Mariscal de Ayacucho (UGMA). Nacido en el estado Lara, siempre sintió que su vocación iba más allá del consultorio: buscaba servir, educar y transformar vidas a través de una odontología más humana.

Ese camino lo llevó posteriormente a Ecuador, donde consolidó su práctica profesional atendiendo comunidades rurales, participando en proyectos de salud pública y liderando campañas de prevención integral. Allí, su trabajo tuvo un impacto profundo, especialmente en poblaciones de difícil acceso, donde combinó técnica, empatía y un enfoque de salud mental y emocional.

Recordando esos años, el Dr. Terán nos comenta con serenidad:
“Creo en una odontología que mire al paciente como un ser completo, no como un caso clínico. Cuando trabajas con comunidades vulnerables, entiendes que la salud bucal está ligada a las emociones, a la autoestima, al bienestar general.”

Su labor fue reconocida por instituciones, colegas y líderes locales, quienes destacaron su dedicación, su capacidad de escucha y su disposición a ofrecer jornadas sociales gratuitas para quienes no podían costear atención.

 

Hoy, el Dr. Terán vive una nueva etapa desde Chicago, Estados Unidos, donde atraviesa un proceso de actualización profesional y validación de credenciales, una pausa que él mismo describe como una oportunidad de crecimiento personal y académico:
“Estoy en un proceso de actualización constante. Uno nunca deja de aprender. Estar aquí me permite ver otros modelos de salud y prepararme para servir mejor, donde sea que la vida me lleve.”

A pesar de la distancia, mantiene firmes sus raíces larenses y su compromiso con Venezuela:
“Llevo mis raíces en cada cosa que hago. Todo lo que aprendo afuera es para transformarlo en algo útil para los demás.”

Su historia es la de un profesional que no solo destaca por su excelencia técnica, sino por la sensibilidad humana que guía cada paso de su carrera. Un ejemplo inspirador para la diáspora venezolana y para las nuevas generaciones de profesionales de la salud.