Notilara
La falta de electricidad mantiene en jaque a más de 10 locales comerciales y al menos seis familias residentes en la carrera 21 con calle 29 de Barquisimeto, quienes cumplen ya tres semanas sin servicio eléctrico debido a una falla en un transformador.
La situación ha generado pérdidas económicas, molestias vecinales y desgaste emocional, en medio de la incertidumbre por la ausencia de una solución definitiva por parte de Corpoelec.
Comerciantes y vecinos piden pronta solución
El problema comenzó el pasado 11 de agosto, cuando el transformador presentó fallas. Según relató la señora Vargas, testigo del hecho, técnicos de Corpoelec acudieron al lugar, pero el intento de reparación dejó consecuencias inesperadas:
“Ese lunes llegamos y vimos que el transformador tenía problemas. Ellos vinieron a revisarlo y en segundos cayó aceite caliente entre la acera y parte de mi mercancía”, relató.
Desde entonces, el suministro eléctrico quedó interrumpido en varios comercios y viviendas.
Ventas afectadas y pérdidas económicas
Los comerciantes afirman que la situación se ha vuelto insostenible, ya que sus ventas se han desplomado y no pueden operar con normalidad.
“Nos dijeron que resolverían el problema, pero no lo hicieron. Estamos teniendo pérdidas porque no podemos vender suficiente mercancía y, además, los puntos bancarios muchas veces no pasan”, señaló César Durán, trabajador de una tienda.
Otros comerciantes, como Enmanuel Bobadilla, han visto limitadas sus operaciones:
“He perdido ventas porque si vienen a comprar un cargador no puedo venderlo, ya que no tengo cómo probarlo sin electricidad”.
Adaptaciones forzadas y malestar vecinal
Ante la falta de energía, algunos negocios se han visto obligados a trabajar en penumbras, utilizando linternas para atender a clientes o revisar inventario. Otros han optado por plantas eléctricas, aunque estas generan molestias por el ruido constante y el humo que afecta a comercios y residencias cercanas.
Los vecinos insisten en que urge una reparación definitiva del transformador, pues la prolongación del problema afecta no solo la economía local, sino también la vida cotidiana de las familias que habitan en la zona.
