Notilara
La comunidad del sector Santa Isabel, ubicada al oeste de Barquisimeto, vive una de las crisis eléctricas más prolongadas y severas de los últimos meses, luego de que un transformador colapsara hace ya seis días sin que la Corporación Eléctrica Nacional (Corpoelec) haya brindado una respuesta concreta o visible para atender la emergencia. La situación ha desatado múltiples manifestaciones, cacerolazos y cierres de vía por parte de los habitantes, quienes aseguran sentirse abandonados por las autoridades y profundamente afectados en su calidad de vida.
Desde el primer día de la falla, los vecinos comenzaron a organizarse para exigir la restitución del servicio eléctrico. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta de soluciones han generado un clima de indignación generalizada. En total, más de 135 familias resultaron directamente perjudicadas por el colapso del equipo eléctrico, lo que ha desencadenado pérdidas económicas, daños en electrodomésticos y la descomposición de alimentos que muchos no podrán reponer ante la situación económica del país.
Los residentes detallan que el transformador había presentado fallas en repetidas ocasiones durante semanas anteriores, lo que evidencia, según ellos, una falta de mantenimiento preventivo adecuado por parte de la estatal eléctrica. “Este transformador venía sonando desde hace tiempo. Sabíamos que estaba sobrecargado, pero nadie vino a revisarlo. Ahora estamos pagando las consecuencias de esa negligencia”, expresó una vecina afectada mientras participaba en una tranca de calle realizada este lunes.
Las protestas han congregado a familias enteras, quienes, con pancartas y consignas, buscan visibilizar su situación. Los cacerolazos se han convertido en una actividad diaria en Santa Isabel, acompañados ocasionalmente de cierres de vías principales, acciones que los residentes consideran su único mecanismo de presión ante el silencio institucional. “Estamos cansados de promesas vacías. Los niños no pueden dormir por el calor, los ancianos están desesperados, y quienes dependen de medicinas refrigeradas están viviendo una pesadilla”, declaró un vecino durante la más reciente manifestación.
Uno de los problemas más preocupantes es la afectación a personas con condiciones de salud delicadas. En la comunidad viven pacientes hipertensos, diabéticos y adultos mayores que requieren ventilación constante o equipos médicos que dependen de electricidad. Algunas familias aseguran haber tenido que improvisar traslados a casas de allegados en otros sectores que sí cuentan con energía, pero no todos tienen esa posibilidad.
Además, la pérdida de alimentos ha sido considerable. Algunos habitantes denunciaron haber perdido carne, pollo, lácteos y otros productos perecederos adquiridos con sacrificio. “Yo hago trabajo por encargo, y todo lo que había comprado para hacer comida a clientes se me dañó. Eso significa pérdidas que no puedo recuperar”, lamentó una residente afectada.
El calor y la inseguridad también fueron mencionados como agravantes. Sin iluminación pública ni doméstica, los vecinos aseguran sentirse vulnerables ante la delincuencia. Según relatan, varios intentos de robo se han registrado en estos días, lo que obligó a la comunidad a organizar rondas nocturnas para vigilar las calles. “A oscuras somos presa fácil. Esto no es solo un problema eléctrico; es un problema de seguridad y de dignidad humana”, agregó uno de los manifestantes.
Reportes recientes en Barquisimeto confirman que la falta de transformadores disponibles y la sobrecarga de los equipos existentes son una problemática frecuente en distintas zonas, especialmente en sectores populares donde el sistema eléctrico presenta mayor desgaste. Los vecinos de Santa Isabel aseguran que esta es la tercera vez en el año que sufren fallas prolongadas, aunque ninguna tan grave como la actual.
Hasta la fecha, Corpoelec no ha emitido un comunicado oficial ni ha presentado un cronograma de sustitución del transformador dañado. Según los residentes, funcionarios de la estatal eléctrica realizaron una inspección inicial, pero desde entonces no ha habido un retorno ni se ha movilizado la maquinaria necesaria para el reemplazo del equipo.
La incertidumbre reina en el sector. Las familias temen que la situación pueda extenderse por más días, como ha ocurrido en otras comunidades del oeste de Barquisimeto, donde la reposición de transformadores ha tardado hasta dos semanas por falta de inventario o retrasos logísticos.
Los habitantes, sin embargo, aseguran que continuarán con las protestas hasta obtener una solución definitiva. “No vamos a descansar hasta que instalen el transformador. Pagamos un servicio que no recibimos. Estamos cansados de vivir en la oscuridad”, afirmaron.
La comunidad hace un llamado urgente a Corpoelec, a la Gobernación del estado Lara y a la Alcaldía de Iribarren a intervenir de inmediato. También solicitan que se investigue el estado general del sistema eléctrico en la zona para evitar nuevas fallas que puedan comprometer la seguridad y la estabilidad de las familias.
Mientras no haya una respuesta oficial, Santa Isabel seguirá iluminándose únicamente con velas y linternas improvisadas, esperando que su clamor finalmente sea escuchado.
